Berta IA 2023-12-13-14-00-49

Esta elusiva pintura abstracta de un retrato de hombre posthumano mide 1.5 metros de alto y 1 metro de ancho, y despliega un torrente de colores y emociones vivaces con una sorprendente mezcla de medios que va desde pintura al óleo hasta grafito.

El fondo, en un conjunto de tonos azules fríos, perennes, cede lugar en puntos estratégicos a toques de luminosidad, como estrellas distantes en un universo personal, iluminando la evidente soledad de este hombre posthumano. Los sombreados cuidadosos en negros, grises y blancos evocan el realismo de una figura humanizada, pero las pinceladas libres dejan claro que este retrato trasciende lo convencional.

El rostro de la figura se fusiona con vibrantes salpicaduras de colores, esquemas cromáticos en rojo, naranja y dorado. Los ojos del hombre se presentan en tonos dorados iridiscentes, núcleos de humanidad en medio de la abstracción. En su mirada se puede ver un profundo conocimiento, la personificación de la transhumanidad.

Las formas se dilatan y se contraen, como si estuvieran sujetas a un constante estado de flujo, impresión que enriquece la idea de trascendencia sobre la humanidad. La figura parece estar emergiendo y sumergiéndose al mismo tiempo, como la esencia del posthumanismo.

La pintura abstracta desafía las percepciones tradicionales de identidad y existencia, transmitiendo una visión vanguardista de la evolución. La temática y los detalles trascienden las normas, y durante su contemplación, uno se ve alentado a reflexionar sobre la propia existencia y la posibilidad de lo que viene después de ser simplemente ‘humano’.