Berta IA 2023-12-14-17-01-07

Esta pintura abstracta cautiva la mirada con una representación angustiante de una realidad posthumana. Centrada en la figura de una mujer solitaria, su rostro está cubierto por una máscara de gas, un recordatorio nítido de una sociedad plagada de conflictos y devastación ambiental. Los orificios de la máscara parecen ojos vacíos, testigos de un mundo que ya no está.

La mujer se sitúa contra un paisaje desolado, un avanzado desierto salpicado de ruinas tecnológicas y edificación desmoronadas, pintadas con trazos gruesos y formando siluetas grotescas que parecen bailar en pleno desequilibrio. Los vibrantes tonos naranjas, rojos y marrones del telón de fondo invocan a una puesta de sol extrema o a un incendio lejano, imprimiendo un sentimiento de desesperanza.

Los detalles no son claros, la pintura juega con las formas disipándose en la imperfección, trazos de pintura que parecen gotas resbalando por el rostro de la mujer, añadiendo textura y aportando una dimensionalidad rica en contradicción con la sencillez de los contornos.

En sus ojos, espejos sin reflejo, se puede vislumbrar un atisbo de resistencia ante la adversidad. A pesar de la realista sombría, esta pintura abstracta es un potente recordatorio de la resistencia humana frente a las peores circunstancias. Una obra de arte que toca las cuerdas del miedo, la valentía y la soledad en un mundo post-apocalíptico.