Berta IA 2024-01-28-17-00-46

Este cuadro abstracto está lleno de destellos de colores vibrantes que se dispersan por todo un paisaje postapocalíptico. A primera vista, lo que resalta son destellos de amarillo, rojo y verde fluorescente que absorben la luz y la reflejan de manera casi eléctrica.

No es una interpretación literal de la realidad, sino una visión emotiva y subjetiva de un mundo postapocalíptico. Los colores juegan un papel primordial, en contraposición a los paisajes sombríos típicos de este tipo de escenarios, redefiniendo el concepto del apocalipsis.

La parte inferior parece haber sido rasgada por la violencia de un cataclismo desconocido. Las tonalidades marrones, grises y negras dan fe de la devastación, sin embargo, entre las fisuras, emergen luminosos colores, como el azul turquesa y el naranja neón, como acentos de esperanza.

Lo que se interpreta como un cielo es una mezcla de púrpura y azul oscuro, con nebulosas de rosa y plata, creando la ilusión de un cosmos lleno de incertidumbre pero también de posibilidades. La pintura parece sugerir un renacimiento a través del color, una abstracción que habla de un futuro postapocalíptico no del todo desprovisto de belleza y esperanza.