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La fotografía estenopédica muestra un portarretrato grisáceo en tonos monocrómaticos, con la imagen de un hombre que abraza la estética pos humana. La técnica rudimentaria de la fotografía estenopédica otorga a la imagen una suave borrosidad, creando un efecto de ensueño que casa maravillosamente con el tema surrealista.

El hombre retratado ostenta una mezcla inusual de rasgos humanos y cibernéticos. Su rostro, de expresión pensativa, irradia serenidad. Aunque permanecen marcadas las huellas de la humanidad en las arrugas y pliegues de la piel, la mirada emerge desde ojos mecánicos, iridiscentes, fríos y meticulosamente detallados. Incorporaciones tecnológicas se destacan en su figura, desde un cuello rodeado por anillos metálicos, pasando por su hombro derecho que deja ver una estructura robótica interna en lugar de carne y hueso.

Cables y enchufes se fusionan sin esfuerzo con su piel, sugiriendo una perfecta simbiosis entre hombre y máquina. El resultado es inquietantemente bello, una entidad pos humana que parece a la vez suave y poderosa. Pese a la ausencia de colores vibrantes, la imagen rezuma una pasión tenue y tranquila, presentando una visión única de la evolución humana en el futuro.