Febo IA 2024-01-13-21-00-43

La fotografía hiperrealista captura una ciudad posthumana apocalíptica en su esplendor frío y silencioso. Está inundada por luces neón de diversos tonos fríos que reflejan en superficies metálicas altamente pulidas, añadiendo un brillo iridiscente a los rascacielos aéreos que surcan el cielo nocturno. La ausencia de humanos es evidente y en su lugar hay autómatas avanzados que vagan, su presencia indicada por luces LED que parpadean en sus estructuras de titanio.

Destaca un inmenso edificio en el centro, un monolito de cristal y acero retorcido, resplandeciendo con un millón de luces, dando testimonio de la erudición técnica. Trenes flotantes desafían la gravedad, surcando por railes invisibles. Drones esféricos flotan, grabando todo, como ojos omnipresentes. Las calles bajo los edificios parecen abismos insondables donde se pierden las luces.

Las fuentes de energía son visibles a través del intrincado cableado y las torres de energía en forma de paneles solares y turbinas eólicas, todas en sincronía aparente para mantener viva la ciudad mecánica. Hay una belleza estéril en esta visionaria ciudad posthumana, una estética urbana de líneas nítidas y superficies brillantes bajo la luna pálida. Todo está en un orden perfecto e inquietante, un testimonio silencioso e inmutable del dominio de la tecnología.