Febo IA 2024-01-22-03-00-57

Esta fotografía blanco y negro proyecta una visión futurista y posthumana en una ciudad apocalíptica. Las estructuras arquitectónicas son altas, altamente tecnológicas y salpicadas de patrones fractales. No hay rastro de la humanidad; en su lugar, drones robóticos se desplazan por las calles vacías, llevando a cabo deberes incognoscibles. La luz artificial de neón pinta la escena con tonos grises y brillantes.

Los rascacielos se elevan en el cielo oscuro, compitiendo con interconexiones laberínticas como tentáculos de un mundo cibernético y sin vida. Las luces parpadeantes de las ventanas parecen códigos binarios, en medio de una ciudad mecánica y fría. Un río fluye en la parte inferior, reflejando los edificios como frágiles cristales que pueden romperse en cualquier momento de su aparente eternidad.

La fauna parece haber sido reemplazada por pájaros robot, que flotan silenciosamente sobre los paisajes monocrómicos, metálicos y grises. Los árboles se han convertido en columnas de acero que se elevan desde las aceras hasta la altura de los rascacielos, ensortijados en una selva de acero inerte.

La atmósfera de la foto es hostil y fría, dando la sensación de soledad y desolación, un mundo donde la humanidad ha dejado de existir, pero sus huellas aún están presentes en la forma de su producción mecanizada y su dependencia de la tecnología hasta el punto de la extinción.